Originalmente publicado en Protocolo con Corsé
Tenemos a los pobres con el pie derecho lavado, perfumado y besado por Su Majestad, esa parte de la ceremonia -que vimos el Jueves Santo- ya ha concluido, ahora vamos a por la segunda parte, porque, como establece el permiso especial, aquí no estamos solo para ver como los lavan, sino para observar cómo comen.
Frente a las tribunas y rodeados por tapices y alfombras de la Real Fábrica, destacando el denominado La Cena de Pedro Pannemacker, se situaban las mesas en las que los pobres iban a degustar el menú que para ellos se había preparado, y que bien podría ser este:
Cada uno de los hombres pobres era acompañado a la mesa y servido por un Gentilhombre, Grande de España o Primogénito, que debía vestir el uniforme de gala propio de su elevado cargo en Palacio; las damas de la Reina hacían lo propio con las mujeres pobres. Recordemos…
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