Originalmente publicado en Protocolo con Corsé
Pero, aún siendo la fiesta más popular del siglo de oro y teniendo carácter de “fiesta real”, los toros no se libraron de la crítica e incluso la prohibición.
A mediados del siglo XVI, una bula de Pío V – en 1563- condenó los toros durante las fiestas patronales, bajo penas de excomunión para organizadores, diestros y espectadores (a dicha bula Felipe II le negó el pase regio o Regium exequátur).
La polémica sobre la licitud de este tipo de festejos, era espoleada por los pareceres de eclesiásticos y moralistas, cuyos argumentos los podría clasificar en tres grupos. En el primer grupo entrarían los que esgrimían razones económicas, por la importancia del toro y del buey en la agricultura En otro grupo estarían los que daban razones de pura sensibilidad, basados en los escándalos y ruidos que se producían con las fiestas. Por otro lado estarían los que daban…
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